Nadie teme al Lobo Feroz
-Explícame de nuevo el plan.
El joven castaño, de espesa
cabellera hasta los hombros y piel clara, puso los ojos en blanco por cuarta
vez en las últimas dos horas y trató de complacer a su interlocutor.
-Val, por favor, que no es tan
difícil. Entramos, oteamos el panorama, nos acercamos a…
-¿Qué quieres decir exactamente con
“oteamos el panorama”, Vorn?
-¿Captamos el rollo?
-No me ayudas.
-Macho ¿cuántos años has estado
durmiendo exactamente?
-No se… ciento cincuenta, año
arriba, año abajo. Me aburría, ya sabes.
-Claro. Yo también me pego
sobadas de siglo y medio cuando me aburro. Por eso sacaba tan malas notas en el
instituto, no te giba…
-No creo que sea tan difícil
explicarme el plan en términos que pueda entender. ¿Tan limitado es tu
vocabulario?
-Mira, chupasangre, mi
vocabulario es amplísimo: se mandarte a hacer puñetas de veinte maneras
diferentes, y eso sin echarle imaginación.
-Ya empezamos a faltar al
respeto…- el joven moreno se llevó una mano al rostro y se masajeó las sienes,
buscando sus reservas de paciencia.- Me resulta muy tedioso entrar en estos
bucles de increpaciones…
-Por última vez, Val, intenta
hablar como si tuvieses la edad que aparentas. Nadie de veintitantos se pasea
por ahí diciendo cosas como “tedioso” o “increpaciones”. Eres anacrónico
hablando.
-Soy anacrónico, lo cual es normal porque nací antes de que tus
ancestros aprendieran a hacer un calzado decente. Pero al menos no me
transformo en una mascota peluda cada vez que me cabreo.
-¡Yo no me transformo en ningún
tipo de mascota!
-Cuatro patas y cola, Vorn…
-¡Soy un lobo fiero y aterrador!
-Sí, especialmente cuando dejas
la lengua colgando por un lado de la boca mientras me miras con la cabeza
ladeada y meneas el rabo.
-¡¡¡Eso solo fue una vez!!!
¡Tenías un perrito caliente en la mano y yo llevaba dos días sin comer! ¿Qué se
supone que debería haber hecho?
-Posiblemente darme la patita fue
un gran punto a tu favor, sí, ya que lo expones de ese modo…
-¡Te maaaaaarggggggggg!- la ira
in crescendo que Vornian había estado experimentando explotó finalmente,
haciendo que perdiera el control sobre su cuerpo y terminase transformándose en
un cánido.- Grrrr.
-Bien- dijo Valantine con una
sonrisa ladeada mientras se pasaba una mano entre los cabellos oscuros- Ahora
que ya te tengo donde quería yo te
explicaré cuál es el plan.
Vorn, que en aquellos momentos
bien podía pasar por un alaskan malamute muy desarrollado, resopló irritado,
pero se sentó sobre los cuartos traseros y miró al vampiro con aire expectante.
-Hasta tú debes reconocer que no
eres lo que se dice un espécimen especialmente lobuno, Vorn, no te ofendas. La
vida urbana tiene sus pros y sus contras y, en este caso, tu linaje se ha ido
adaptando a la vida en la ciudad paulatinamente… un lobo no pasaría
desapercibido en el metro, pero tu forma actual, si bien es bastante imponente,
no resulta chocante. Ésa será nuestra nueva baza.
-¿Y cuál era nuestra vieja baza?-
inquirió el hombre lobo mediante gañidos.
-Que somos dos jóvenes muy
apuestos.
-¿Esa era nuestra baza? Ahora
entiendo que todos nuestros intentos de hacernos con la Elegida fracasaran
estrepitosamente.- gruñó Vornian, enterrando el hocico entre sus patas
delanteras.
-Lo que sea-repuso el vampiro,
restándole importancia- He sabido por mis fuentes que la Elegida es una gran amante
de los animales y que todas las tardes va al parque de perros con su mascota.
Nuestro nuevo plan es simple: iremos allí y tú te ganarás su afecto. Una vez lo
hayas logrado, será sencillo conseguir que tenga una cita conmigo para hablar de
nuestros chuchos y sin que se de cuenta siquiera estará en nuestro bando.
-Val, tu plan es tan
increíblemente estúpido que no puedo contar todos los fallos que tiene. Esto
será un desastre. Además, somos dos contra toda la comunidad de los Nocturnos.
Ni siquiera creo que contemos como bando.
-Eres increíblemente pesimista
para ser tan joven, muchacho. Alegra esa cara, nos vamos al parque.
-¿Eso es un collar de perro?
¿Piensas ponerme un collar de perro? ¿Estás loco o qué te pasa?
-Vornian, todos tenemos que hacer
sacrificios por la causa, no te pongas así.
-¡Llevar un collar de perro no es
un sacrificio, es no tener dignidad!- aulló el lobo.
-La Elegida pondrá fin al
conflicto entre clanes, diría que saber llevar este collar con dignidad te
convertirá en un héroe a ojos de todos… incluidas las mujeres.
-Oh, está bien, pero que conste
que te odio. Como se te ocurra llamarme “bolita peluda” o algo así te arrancaré
la mano de un mordisco.
-Que sí, no me seas… ¿cómo es esa
palabra que utilizas con tu madre?
-Plasta.
-Eso. No me seas plasta.
******
-Muy bien, muchacho, esa es tu
presa, la del cachorro de Terranova. A por ella, chaval.
Vornian se acercó trotando a la
Elegida y su mascota, meneando la cola con aire juguetón y guardando
respetuosamente las distancias. Una vez estuvo lo suficientemente cerca para
llamar la atención de ambas, se sentó sobre sus cuartos traseros y ladeó la
cabeza, dejando colgar la lengua a un lado. Valantine había visto anteriormente
a la Elegida, pero era la primera vez que Vorn la avistaba, por lo que no
estaba preparado para lo que vio.
A primera vista, la Elegida era
una joven como cualquier otra, de cierto atractivo, espesa melena de color miel
y ojos castaños de mirada dulce. Pero el hombre lobo veía algo más: el aura que
rodeaba a la muchacha era de un tono nacarado tan brillante que creyó que iba a
cegar sus sensibles ojos. Un gimoteo escapó de su garganta. <<Mía>>
Ella alzó la vista de su cachorra negra y le miró fijamente durante un segundo
interminable. Después, sonrió y abrió los brazos mientras se agachaba.
-Ven aquí, lobito, he estado una
eternidad esperándote desde que Gaia me mandó el sueño.- Vornian enterró el
hocico en su cuello blanco y suave, emitiendo un suspiro lobuno.- Después
estaremos juntos, amor, ahora llévame con el vampiro…tenemos que detener una
guerra.